Deterioro de libertad de prensa y desconfianza en los medios: ¿Cómo enfrentar estos embrollos?

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  • Clasificación 2021 Reporteros sin Fronteras (RSF) 2021 reveló que el periodismo tiene impedimentos en 73% de los países y enfrentan un deterioro generalizado en América Latina.

  • Solo 44% de los entrevistados confía en la mayoría de las noticias, según el Digital News Report 2021. Similares resultados dan el barómetro Edelman Trust 2021.

 
Silvia Castillo Nieto, periodista, Punto y Aparte, silviacastillo@puntoyaparte-ca.com

Los periodistas a nivel mundial se enfrentan actualmente a dos embrollos difíciles de resolver o por lo menos de sortear. El primero les impide hacer bien su trabajo, pero a pesar de que pueden jugarse hasta la vida para realizarlo, casi la mitad de las personas desconfían de su trabajo.

Según reveló la Clasificación Mundial elaborada por Reporteros Sin Fronteras (RSF) este año, graves impedimentos obstaculizan la libertad de prensa en el 73% de los países evaluados, y para rematar lo intrincado y riesgoso que es ejercer esta profesión, el Digital News Report 2021 del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo mostró que solo el 44% de los entrevistados confía en la mayoría de las noticias la mayor parte del tiempo.

Este último dato, afirmó el Instituto, aunque preocupante, compensa en alguna medida las recientes caídas en el promedio de confianza. El año pasado el porcentaje fue de 38% y reveló que muy pocos lectores creían en la veracidad de lo que publicaban los medios de comunicación.

La décima edición del Digital News Report 2021 fue dada a conocer en junio pasado y contiene datos de seis continentes y 46 mercados.

Aunque sigue siendo una pesadilla para el mundo entero, la pandemia fue la que vino a salvar el prestigio de la prensa pues mostró el valor de la información rigurosa y fiable. “En varios países vemos a las audiencias volcándose hacia las marcas confiables y atribuyendo mayor confianza a los medios en general”, detalló el Instituto Reuters. Eso sí, aclararon, estas tendencias no son universales.

Los datos de esta organización son similares a los revelados por el barómetro Edelman Trust 2021, el cual muestra una preocupante desconfianza de los ciudadanos hacia los periodistas: 59% de los encuestadas en 28 países creen que los reporteros tratan de engañarlos deliberadamente difundiendo información que saben que es falsa.

Las noticias de la Clasificación de Reporteros Sin Fronteras son negativas para los reporteros en América Latina ya que muestran lo que lo mayoría posiblemente vive en carne propia: hay un deterioro generalizado de la libertad de prensa en la región y “con algunas raras excepciones, el entorno laboral de los periodistas, que ya era hostil y complicado antes de la crisis del coronavirus, se ha deteriorado aún más”.

“Hay muchos países que han sufrido un deterioro de la libertad de prensa. La verdad es que ejercer el oficio de periodista en América Latina en este momento, en muchos, muchos países, es peor que muchas otras profesiones.  Es una profesión de alto riesgo, sobre todo si te dedicas a criticar al poder, a criticar al crimen organizado, y a criticar la corrupción”, reconoció a Punto y Aparte el escritor y periodista español Alfonso Armada, expresidente de RSE España.

Armada, quien dejó la presidencia de RSE España el pasado 19 de octubre y es director de la revista digital fronteraD, sabe el peligro y el miedo que experimentan sus colegas cuando tienen que reportear conflictos sociales, guerras, e incluso genocidios. Ha trabajado en España y Estados Unidos, países que ocupan un buen puesto en la clasificación sobre libertad de prensa, el primero en el puesto 29 y el segundo en el 44, pero cubrió el cerco de Sarajevo y el genocidio de Ruanda.

“No es concebible un sistema democrático sin una prensa que pueda criticar al poder, que denuncie los abusos de poder, que diga cuando el gobierno miente, que diga cuando la policía actúa de una forma deshumanizada o incumple sus compromisos de proteger a la sociedad y esto lamentablemente ocurre cada vez en América Latina”.

La prensa independiente agoniza

Los datos de la Clasificación de RSF miden las restricciones de acceso y los impedimentos a la cobertura de la actualidad. Según se destaca en el informe, por causa -o con el pretexto- de la crisis sanitaria, a los reporteros se les cerraron los accesos tanto a las coberturas sobre el terreno como a las fuentes de información y es imposible saber si se reabrirán cuando acabe la pandemia. El informe muestra una creciente dificultad para que los periodistas investiguen y divulguen temas delicados, sobre todo en Asia y Oriente Medio, aunque también en Europa.

Específicamente en América Latina, la pandemia fue un acelerador de la censura y trajo consigo serias dificultades para acceder a información sobre la gestión de la epidemia por parte de los gobiernos de la región.

Latinoamérica registra este año el peor retroceso (el +2,5%) entre los indicadores regionales.

En todo el continente, destacó el informe, los periodistas continúan trabajando en un entorno cada vez más dañino y tóxico. A eso se suma la desconfianza hacia la prensa que es alimentada en los discursos de la clase política latinoamericana y cuya agresividad va creciendo. “En Brasil y El Salvador, pero especialmente en Nicaragua y Venezuela -donde la prensa independiente agoniza-, a los periodistas se les califica como “enemigos del pueblo”.

La violencia física contra periodistas y “comunicadores” también ha contribuido a que la libertad de prensa se deteriore aún más. “La impunidad de los crímenes contra los periodistas continúa alimentando el círculo vicioso de la violencia en la región”.

Dentro del grupo de países con los más malos resultados en la región, están casi todos los vecinos de Costa Rica.

Destaca entre ellos El Salvador (puesto 82º) el cual bajó ocho puntos en un año, una de las mayores caídas en la Clasificación 2021.  Los periodistas encargados de cubrir la pandemia vieron obstaculizada su labor: la policía incautó material periodístico, se les prohibió el acceso a espacios públicos, hubo falta de transparencia en el acceso a la información pública, y se prohibió entrevistar a representantes del gobierno de Nayib Bukele sobre la crisis sanitaria, entre otros hechos.

También hubo prácticas de obstrucción en Guatemala (puesto 116º), donde el Presidente Alejandro Giammattei expresó su deseo de “poner en toque de queda a los medios”.

Daniel Ortega, Presidente de Nicaragua (puesto 121º, bajo 4 puntos), Juan Orlando Hernández, mandatario de Honduras (151º, bajó 3 puntos) entrabaron la cobertura de la pandemia.

“La proliferación de las campañas de difamación, intimidación y acoso en internet contra periodistas, tanto si surgen de figuras públicas como de entidades secretas, representa otra fuerte tendencia en la región”, señalo el informe.

Alfonso Armada, expresidente de Reporteros sin Fronteras España. (Foto Corina Arranz)

Alfonso Armada reconoce la preocupación de RSF en los casos de Nicaragua y El Salvador. “Informar desde Nicaragua para muchos periodistas es exponerse a ser encarcelados, a ser torturados, a ser matados como pasa en China y en Rusia y en muchos otros países, y puede pasar en El Salvador donde trabajar desde el terreno es muy difícil, porque la presión de Bukele es cada vez más fuerte… el presidente los considera enemigos porque no alaban todo lo que hace porque cuestionan algunas de sus decisiones”, expresó.

El presidente de RSE España sabe que se puede informar a distancia como hacen los periodistas nicaragüenses que tuvieron que exiliarse en Costa Rica y continúan cubriendo lo que ocurre en su país, pero además de ser inaceptable que les impidan laborar en su propio país, resalta la importancia de estar en el lugar donde ocurren las cosas. “Hacer reportajes a la distancia a través de un teléfono o una pantalla se puede hacer, pero son reportajes empobrecidos. A veces no queda más remedio”, reflexionó.

Sobresalen Costa Rica y Uruguay

En América Latina e incluso a nivel mundial, dos casos de la región sobresalen: Costa Rica que se ubica en el quinto puesto y Uruguay que se ubica en el 18.

Costa Rica subió dos puestos desde el año pasado y solo es superado por Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca.

“Me parece un logro impresionante (el de Costa Rica) porque está muy por delante de Francia, de España, del Reino Unido. Me parece admirable porque está casi a la par de los países escandinavos que año tras año copan los principales puestos en nuestra clasificación. Lo mismo que Uruguay que está en el puesto 18 también es notable, está por encima de España en esta clasificación que para elaborarla hacemos un estudio muy minucioso, muy exhaustivo, en que valoramos una serie de factores que tienen mucho que ver con la libertad de prensa, con el respeto a los periodistas, con leyes que no sean intrusivas, con la pluralidad, y con el respeto a la profesión y que la profesión esté bien pagada”, argumentó Armada.

El periodista español además destacó el hecho de que Costa Rica acoja a tantos periodistas nicaragüenses y que éstos pueden seguir trabajando desde este país.

“La libertad de prensa es uno de esos derechos, de esas libertades, que uno no aprecia hasta que lo pierde. Y cuando lo pierdes es muy difícil de recuperar…los periodistas costarricenses o españoles deberían ser conscientes de lo importante que es la libertad de prensa, precisamente porque estamos en países donde hacer el periodismo no supone un riesgo para la vida, y tenemos que estar agradecidos, lo cual no quiere decir que los periodistas nos acomodemos.  En España y en Costa Rica hay cosas que no funcionan, el gobierno es merecedor muchas veces de la crítica”, expresó.

Aunque reconoce las buenas condiciones con que laboran los periodistas en Costa Rica, la abogada y periodista, y coordinadora del Programa de Libertad de Expresión y Derecho a la Información (Proledi), Guillese Boza, tiene algunas críticas sobre cómo clasifica RSF al país. (véase nota adjunta “Costa Rica destaca en el quinto puesto, pero…”)

¿Cómo se recupera la confianza?

Pese a que los resultados sobre la confianza de las personas en las noticias siguen siendo bajos en los reportes del Digital News Report 2021 y el barómetro Edelman Trust 2021, Reporteros sin Fronteras asegura que “el rigor y el pluralismo periodístico permiten contrarrestar la desinformación y las «infodemias», o sea, las manipulaciones y los rumores”.

Para Alfonso Armada una parte del descrédito es el resultado de una acusación que hacen continuamente los telespectadores, los lectores y los radioyentes a los periodistas. Dicen que “únicamente damos malas noticias y creo que en gran medida tienen razón. En gran parte del mundo los medios les dedicamos más espacio a las noticias que ofrecen una visión negativa del mundo… Y creo que casi todos los periodistas caemos en este vicio, creo que es una perversión que se extiende a prácticamente todos los medios del mundo”.

También está preocupado de que tantos “jóvenes y no tan jóvenes” se informen superficialmente a través de las redes sociales y que esto les parezca suficiente.  “Hemos detectado que no son capaces de separar una opinión de los hechos, y le dan el mismo valor a todo lo que aparece en Internet independientemente de su fuente”.

Ahora, expresó, se le da más importancia a la cantidad que a la calidad de las informaciones y “muchos medios respetables caen en esa trampa buscando precisamente tener más seguidores y eso muchas veces es como un terreno propicio para el abuso y la mentira”.

El expresidente de RSE España cree que finalmente lo que ocurre es el desprestigio del medio y de los periodistas.  “Muchos lectores piensan, son como los políticos, mienten como ellos, tienen intereses ocultos, no nos fiamos, bueno pues tenemos que hacer caso a eso porque hemos perdido parte de nuestro prestigio. Tenemos que recuperar el buen periodismo porque es como agua potable, es algo que nos enriquece que nos ayuda a entender mejor el mundo, no es fácil, pero hay herramientas que bien utilizadas creo que pueden ser muy beneficiosas».

Frente a todo esto RSF España está haciendo énfasis en la necesidad de convertir la alfabetización digital en una asignatura desde la educación primaria ya que desde ese momento los ciudadanos “se asoman al mundo” a través los teléfonos celulares y hay que enseñar a distinguir la verdad de la mentira, reconocer si quien publica la información es una fuente fiable.

La organización sabe que es una lucha “casi quijotesca”, reflexionó Armada. “Por eso es tan importante que los periodistas recuperemos un poco el sosiego, la tranquilidad, tratar de dar un paso atrás, de hablar menos e investigar más. Cómo recuperamos el prestigio, bueno, tratando de volver a las esencias del periodismo, comprobar las informaciones dos y tres y cuatro veces por fuentes independientes contrastadas”.

 

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